Por Publicado el: 09/04/2022Categorías: General

Los estados de ánimo y el aprendizaje

¿Cómo puedo mejorar mi habilidad de aprender?

Hace unos años que vengo investigando sobre la relación entre los estados de ánimo y el aprendizaje, y hoy quiero compartir algunas ideas y descubrimientos basados en mi experiencia y en los conceptos desarrollados por Gloria Flores en el libro “Aprender a Aprender y la Navegación de los Estados de Ánimo”.

¿Qué son los estados de ánimo?, ¿por qué es importante prestarles atención a la hora de encarar un aprendizaje de algo nuevo? y ¿Cómo mejorar nuestra habilidad de aprender gracias a prestarles atención?, son preguntas que los invito a explorar a través de un pequeño ejercicio, ¿me acompañan?

Me gusta pensar en los estados de ánimo como “una musiquita que suena de fondo, al son de la cual nos movemos por la vida, aunque no le prestemos atención”. No importa qué nombre les demos, o si ese nombre refiere o no a “emociones” o “sentimientos”. Aquí me referiré a los estados de ánimo como patrones de conducta basados en nuestras experiencias e historia personal, que operan como una especie de plataforma desde la cual actuamos, hablamos, callamos, nos complicamos y enroscamos, o accionamos y avanzamos.

Podríamos recurrir a conceptos y teorías de distintos autores, sin embargo, creo firmemente que para poder generar cualquier habilidad y apropiársela, es preciso atravesar un proceso reflexivo y sumergirnos profundamente en lo que determinada situación, desafío o dificultad, nos provocó internamente.

Cuando digo “sumergirnos profundamente”, me refiero a hacernos preguntas sobre quién fuimos en esa situación y cómo la vivimos. Podemos observarnos en tres dominios: el lenguaje (lo que dijimos o pensamos), la emoción (lo que sentimos, más allá de racionalizarlo) y el cuerpo (lo que experimentamos desde el movimiento y la acción, o inacción). De ese modo, generaremos una nueva sensibilidad de lo vivido, que nos aportará una mirada distinta sobre nuevos posibles cursos de acción en situaciones similares.

nuestros estados de animo

Así que mientras exploramos el tema, te propongo recordar una experiencia pasada en la que te dispusiste a aprender algo que te resultaba muy difícil, pero que tenías bien claro el para qué lo hacías y eso era super importante para vos. Sabemos que aprender “duele” porque implica el famoso “salir de la zona de confort” y hasta la generación de nuevas conexiones neuronales. Con lo cual, incluso se sabe que “duele” a un nivel biológico. Ahora, si hacés un checklist de qué pasos seguiste, y asumiendo que lograste tu cometido, puede ser que de todos modos, evaluando la energía que te llevó, pienses cosas como “uff.. pero qué difícil fue, ¡cuánto esfuerzo!” o te preguntes “¿por qué sufrí tanto… para qué?”

Te propongo hacer un checklist diferente, preguntándote qué ibas sintiendo en el proceso, qué te decías, por qué te llevaba tanta energía… y le pongas nombre a ese o esos estados de ánimo en los que hoy descubrís que “caíste”, que quizás te frenaban o generaban una sensación muy de “cuesta arriba”.

En mi caso recuerdo, en ocasiones haber sentido “frustración” o “impaciencia” por no alcanzar la meta tal como me la proponía. Por momentos “desconfianza” en mi propia capacidad, y hasta una contradictoria “pereza” en ponerme a practicar con disciplina. Hoy miro para atrás y veo que en ese momento no me daba cuenta de esos estados, sino que los transitaba en automático y padecía sus efectos. Me jugaban en contra de mi aprendizaje.

Prestarles atención a nuestros estados de ánimo en el aprendizaje puede ser la llave para decidir cambiarlos si vemos que nos resultan improductivos, porque nos traban o dificultan el avance en nuestro aprendizaje. Muchas veces, reconectándonos con nuestro propósito, pidiendo ayuda, o simplemente haciendo 2 ó 3 respiraciones profundas, podemos reconvertir nuestro estado de ánimo en uno productivo y pasar a la acción.

Podrás pensar, qué piola, “con el diario del lunes…” pero no, te aseguro que reflexionar sobre quién fuiste en esa situación, es decir, cómo viviste ese aprendizaje, en qué estados improductivos caíste cuando atravesabas ese proceso y qué harías hoy en una situación parecida, te puede ayudar a abrir mucho más tu propio juego y a mejorar un montón tu propia habilidad y agilidad en el aprendizaje. ¿Te animás a probar?

gestion emocional